Distinguirá San Agustín varios tipos de conocimiento, asegurada su posibilidad: el conocimiento sensible y el conocimiento racional; el conocimiento racional, a su vez, podrá ser inferior y superior. El conocimiento sensible es el grado más bajo de conocimiento y, aunque realizado por el alma, los sentidos son sus instrumentos; este tipo de conocimiento sólo genera en mí opinión, doxa, tipo de conocimiento sometido a modificación, dado que versa sobre lo mudable (puede observarse la clara dependencia platónica del pensamiento agustiniano); al depender del objeto (mudable) y de los sentidos (los instrumentos) cualquier deficiencia en ellos se transmitirá al conocimiento que tiene el alma de lo sensible. El verdadero objeto de conocimiento no es lo mudable, sino lo inmutable, donde reside la verdad. Y el conocimiento sensible no me puede ofrecer esta verdad.
Ética
San Agustín es un filósofo nacido en Tagaste una ciudad romana en el año 354, y muerto en el año 430; su padre era un pagano y su madre cristiana, de ahí que recibió una educación cristiana.
Es uno de los pocos filósofos en la que su vida y su filosofía coinciden, toda la obra de San Agustín es siempre una confesión. La filosofía se manifiesta para San Agustín como el camino para la búsqueda existencial, la vía del conocimiento y la realización personal a partir de la exploración interior; se presenta siempre unida a su teología, a su psicología, a su moral, etc.
Para San Agustín la filosofía es siempre una actitud total del hombre.
Agustín buscaba la fe a través de la razón y Cristo era el objetivo de su búsqueda. Estaba obsesionado por el origen del mal. Se preguntaba cómo Dios, que era toda bondad, permitía la existencia en el mundo del mal. El problema del mal le preocupó en cuanto a la conducta de los hombres y en cuanto a su relación con la vida moral.
Asimismo, el bien moral es una noción, gracias a la cual descubrimos en el mundo objetos buenos y malos, y pronunciamos juicios morales. El bien moral es objetivo, pero para ser percibido requiere en el sujeto ciertas idoneidades. Hay, pues, también aquí moralidad objetiva y moralidad subjetiva, como en los otros aspectos de la existencia humana.
FILOSOFIA
martes, 25 de octubre de 2011
lunes, 3 de octubre de 2011
resumen del mundo de sofia
Para estos filósofos, el cristianismo era lo verdadero. Veamos los dos filósofos más importantes de esta época. Empezamos por San Agustín. Este filósofo, antes de ser cristiano, pasó por muchas otras religiones y corrientes, el estoicismo y el neoplatonismo.
San Agustín no vio distinción entre la filosofía de Platón y el cristianismo; aunque este se consideraba totalmente cristiano. Según él, la teoría de las ideas de Platón se unía con el cristianismo. ¿Y las ideas eternas? San Agustín creía que antes de que Dios creara el mundo, las ideas existían en el pensamiento de Dios.
¿De dónde viene el mal? San Agustín decía que hacer el bien es obedecer a Dios y el mal aparece porque los hombres desobedecen a Dios. Este filósofo también decía que el hombre tiene cuerpo material, pero es además un ser espiritual, tiene alma. Opinaba que Dios salva a algunos hombres de la perdición y sobre los que se salvan ya está decidido de antemano.
Veamos a Tomás de Aquino. Este filósofo intentó unir la filosofía de Aristóteles y el cristianismo. Decía que con la ayuda de la razón, podíamos llegar a lo mismo que nos dice la Biblia. Él opinaba que había una serie de “verdades naturales”. Por ejemplo: para llegar a Dios hay dos caminos; a través de los sentidos y a través de la fe. No debemos apoyarnos exclusivamente en la razón o en la Biblia. Para algunas cosas no sólo vale la razón, sino hay que recurrir a la Biblia; pero Tomás pensaba que basándose en Aristóteles se podría comprobar la existencia de Dios.
San Agustín
(Aurelius Augustinus; Tagaste, hoy Suq Ahras, actual Argelia, 354 - Hipona, id., 430) Teólogo latino. Hijo de un pagano, Patricio, y de una cristiana, Mónica, San Agustín inició su formación en su ciudad natal y estudió retórica en Madauro.
Su primera lectura de las Escrituras le decepcionó y acentuó su desconfianza hacia una fe impuesta y no fundada en la razón. Su preocupación por el problema del mal, que lo acompañaría toda su vida, fue determinante en su adhesión al maniqueísmo. Dedicado a la difusión de esa doctrina, profesó la elocuencia en Cartago (374-383), Roma (383) y Milán (384).
San Agustín
La lectura de los neoplatónicos, probablemente de Plotino, debilitó las convicciones maniqueístas de San Agustín y modificó su concepción de la esencia divina y de la naturaleza del mal. A partir de la idea de que «Dios es luz, sustancia espiritual de la que todo depende y que no depende de nada», comprendió que las cosas, estando necesariamente subordinadas a Dios, derivan todo su ser de Él, de manera que el mal sólo puede ser entendido como pérdida de un bien, como ausencia o no-ser, en ningún caso como sustancia.
La convicción de haber recibido una señal divina lo decidió a retirarse con su madre, su hijo y sus discípulos a la casa de su amigo Verecundo, en Lombardía, donde San Agustín escribió sus primeras obras. En 387 se hizo bautizar por san Ambrosio y se consagró definitivamente al servicio de Dios. En Roma vivió un éxtasis compartido con su madre, Mónica, que murió poco después.
En 388 regresó definitivamente a África. En el 391 fue ordenado sacerdote en Hipona por el anciano obispo Valerio, quien le encomendó la misión de predicar entre los fieles la palabra de Dios, tarea que San Agustín cumplió con fervor y le valió gran renombre; al propio tiempo, sostenía enconado combate contra las herejías y los cismas que amenazaban a la ortodoxia católica, reflejado en las controversias que mantuvo con maniqueos, pelagianos, donatistas y paganos. Tras la muerte de Valerio, hacia finales del 395, San Agustín fue nombrado obispo de Hipona. Dedicó numerosos sermones a la instrucción de su pueblo, escribió sus célebres Cartas a amigos, adversarios, extranjeros, fieles y paganos, y ejerció a la vez de pastor, administrador, orador y juez. Al caer Roma en manos de los godos de Alarico (410), se acusó al cristianismo de ser responsable de las desgracias del imperio, lo que suscitó una encendida respuesta de San Agustín, recogida en La Ciudad de Dios, que contiene una verdadera filosofía de la historia cristiana. Durante los últimos años de su vida asistió a las invasiones bárbaras del norte de África (iniciadas en el 429), a las que no escapó su ciudad episcopal. Al tercer mes del asedio de Hipona, cayó enfermo y murió.
La filosofía de San Agustín
El tema central del pensamiento de San Agustín es la relación del alma, perdida por el pecado y salvada por la gracia divina, con Dios, relación en la que el mundo exterior no cumple otra función que la de mediador entre ambas partes. De ahí su carácter esencialmente espiritualista, frente a la tendencia cosmológica de la filosofía griega. La obra del santo se plantea como un largo y ardiente diálogo entre la criatura y su Creador, esquema que desarrollan explícitamente sus Confesiones (400).Si bien el encuentro del hombre con Dios se produce en la charitas (amor), Dios es concebido como verdad, en la línea del idealismo platónico. Sólo situándose en el seno de esa verdad, es decir, al realizar el movimiento de lo finito hacia lo infinito, puede el hombre acercarse a su propia esencia.
Pero su visión pesimista del hombre contribuyó a reforzar el papel que, a sus ojos, desempeña la gracia divina, por encima del que tiene la libertad humana, en la salvación del alma. Este problema es el que más controversias ha suscitado, pues entronca con la cuestión de la predestinación, y la postura de San Agustín contiene en este punto algunos equívocos.
Los grandes temas agustinianos –conocimiento y amor, memoria y presencia, sabiduría– dominaron toda la teología cristiana hasta la escolástica tomista. Lutero recuperó, transformándola, su visión pesimista del hombre pecador, y los jansenistas, por su parte, se inspiraron muy a menudo en el Augustinus, libro en cuyas páginas se resumían las principales tesis del filósofo de Hipona.
lunes, 26 de septiembre de 2011
resumen de sofia (dos civilizaciones hasta post scriptum)
Dos civilizaciones
Ya no queda mucho para que nos veamos, mi querida Sofia. Contaba con que volverías a la Cabaña del Mayor, por eso dejé allí todas las postales del padre de Hilde. Era la única manera de que Hilde las recibiera.
No te esfuerces en averiguar cómo podrá hacérselas llegar. Habrán pasado muchas cosas antes del 15 de junio.Hemos visto cómo los filósofos del helenismo desmenuzaban a los viejos filósofos griegos. Hubo además ciertas tendencias a convertirlos en fundadores de religiones. Plotino no estuvo muy lejos de rendir culto a Platón como el salvador de la humanidad.Pero sabemos que hubo otro salvador que nació justo en el período que acabamos de estudiar, aunque viniera de la región grecorromana. Estoy pensando en Jesús de Nazaret.En este capítulo veremos cómo el cristianismo fue penetrando poco a poco en el mundo grecorromano, más o menos de la misma manera en que el mundo de Hilde ha comenzado a penetrar en nuestro mundo.
Indoeuropeos
Por «indoeuropeos» entendemos todos los países y culturas que hablan lenguas indoeuropeas. Todas las lenguas europeas, excepto las ugrofinesas (lapón, finés, estoniano y húngaro) y el vascuence, son indoeuropeas. También la mayor parte de las lenguas índicas e iraníes pertenecen a la familia lingüística
indoeuropea.Hace unos 4. 000 años los indoeuropeos primitivos habitaron las regiones alrededor del Mar Negro y del Mar Caspio. Pronto se inició una migración de tribus indoeuropeas hacia el sureste, en
dirección a Irán y la India; hacia el suroeste, en dirección a Grecia, Italia y España; hacia el oeste a través de Centro-Europa hasta Inglaterra y Francia; en dirección noroeste hacia el norte de Europa y en dirección norte hasta Europa del Este y Rusia. En los lugares donde llegaron los indoeuropeos, se mezclaron con las culturas pre indoeuropeas pero la religión y la lengua indoeuropeas jugarían un papel predominante.Las dos grandes religiones orientales, el hinduismo y el budismo, tienen origen indoeuropeo. También lo tiene la filosofía griega, y podemos observar muchos paralelos entre el hinduismo y el budismo, por un lado, y la filosofía griega por el otro. Incluso hoy en día tanto el hinduismo como el budismo están fuertemente caracterizados por la reflexión filosófica.Ocurre a menudo que en el budismo y en el hinduismo se subraya lo divino como presente en todo panteísmo, y que el ser humano puede lograr la unidad con Dios mediante los conocimientos religiosos. (¡Acuérdate de Plotino, Sofía!) Para conseguir esta unidad se requiere, por regla general, una gran auto contemplación o meditación.
Los semitas
Hablemos de los semitas, Sofía. Pertenecen a otra civilización con un idioma completamente diferente. Los semitas vienen originariamente de la Península arábiga pero la civilización semita se ha extendido también por muchas partes del mundo. Durante más de dos mil años muchos judíos han vivido lejos de su patria de origen. Donde más lejos de sus raíces geográficas han llegado la historia y la religión semitas han sido a través del cristianismo. La cultura simita también ha llegado lejos mediante a extensión del Islam.Las tres religiones occidentales, el judaísmo, el cristianismo y el Islam, tienen bases semitas. El libro sagrado de los musulmanes
(el Corán) y el Antiguo Testamento están escritos en lenguas semíticas emparentadas. Una de las palabras dios que aparece en el Antiguo Testamento tiene la misma raíz lingüística que la palabra Allah de los musulmanes. (La palabra allah significa simplemente dios.En lo que se refiere al cristianismo, la situación es más compleja. También el cristianismo tiene raíces semíticas, claro está. Pero el Nuevo Testamento fue escrito en griego, y, por consiguiente, la teología cristiana estaría, en su configuración, fuertemente marcada por las lenguas griega y latina, y, con ello, también por la filosofía helenística.Hemos dicho que los indoeuropeos creían en muchos dioses distintos. En cuanto a los semitas resulta también sorprendente que desde muy temprano se unieran en torno a un sólo dios. Esto se llama monoteísmo. Tanto en el judaísmo como en el cristianismo y en el Islam, una de las ideas básicas es la de que sólo hay un dios.Otro rasgo semítico común es que los semitas han tenido una visión lineal de la Historia. Con esto se quiere decir que la
Historia se considera como una línea. Dios creó un día el mundo, y a partir de ahí comienza la Historia. Pero un día la Historia concluirá. Será el día del juicio final, en el que Dios juzgará a
vivos y muertos.Un importante rasgo de las tres religiones occidentales es precisamente el papel que juega la Historia. Se cree que Dios interviene en la Historia, o, más correctamente, la Historia existe para que Dios pueda realizar su voluntad en el mundo. De la misma manera que llevó a Abrahán a la “tierra prometida” dirige la vida de los seres humanos a través de la Historia y hasta el día del juicio final en que todo el mal será destruido.
Israel
No pretendo competir con tu profesor de religión, querida Sofía; no obstante conviene hacer un breve resumen de los antecedentes judíos del cristianismo.Todo empezó cuando Dios creó el mundo. En las primeras páginas de la Biblia se habla de esta Creación. Pero más tarde los hombres se rebelaron contra Dios. El castigo no fue sólo la expulsión de Adán y Eva del jardín del Edén, sino también la entrada de la muerte en el mundo.La desobediencia de los hombres a Dios atraviesa como un hilo rojo toda la Biblia. Si seguimos leyendo el Génesis nos enteramos del Diluvio y del Arca de Noé. Luego leemos que Dios estableció un pacto con Abraham y su estirpe. Según este pacto, Abraham y su estirpe cumplirían los mandamientos de Dios, y a cambio Dios se comprometía a proteger a los descendientes de Abraham. Este
pacto fue renovado cuando Moisés recibió las Tablas de la Ley en el monte Sinaí. Esto ocurrió alrededor de 1. 200 años a. de C. Para entonces los israelitas llevaban mucho tiempo de esclavitud en Egipto, pero mediante la ayuda de Dios el pueblo pudo volver a Israel.Alrededor del año l000 a. de C., es decir, mucho antes de la existencia de ninguna filosofía griega, oímos hablar de tres grandes reyes en Israel. El primero fue Saúl, luego vino David y tras él, el rey Salomón. Todo Israel estaba entonces unido en una sola monarquía, y vivió, particularmente bajo el reinado del rey David, una época de grandeza política, militar y cultural.En su investidura los reyes eran ungidos por el pueblo obteniendo el título de Mesías, que significaba el ungido. En el contexto religioso los reyes eran considerados intermediarios entre Dios y el pueblo. A los reyes se les llamaba, por tanto, hijos de Dios, y el país podía, entonces, llamarse “reino de Dios”.Pero Israel no tardó mucho en debilitarse, y pronto se dividió en un reino norte (Israel) y un reino sur (Judea). En el año 722 el
reino norte fue invadido por los asirios y perdió toda importancia política y religiosa
Jesús
Bueno, Sofía. Supongo que me sigues todavía. Las palabras clave son «Mesías», «Hijo de Dios», «salvación» y «reino de Dios». Al principio todo esto se interpretó en un sentido político. También en la época de Jesús había mucha gente que se imaginaba que llegaría un nuevo «Mesías» en forma de líder político, militar y
religioso, del mismo calibre que el rey David. Este «salvador» se concebía como un liberador nacional que acabaría con los sufrimientos de los judíos bajo el dominio romano.Pues sí, muchos pensaban así, pero también había gente con un horizonte un poco más amplio. Durante varios siglos antes de
Cristo habían ido surgiendo profetas que pensaban que el «Mesías» prometido sería el salvador del mundo entero. No sólo salvaría del yugo a los israelitas, sino que además salvaría a todos los hombres del pecado, de la culpa y de la muerte. La esperanza de una “salvación”, en este sentido de la palabra, se
había extendido ya por toda la región helenística.Y llega Jesús. No fue el único que se presentó como el Mesías prometido. También Jesús utiliza las palabras «Hijo de Dios», «reino de Dios», «Mesías» y «salvación». De esta manera conectaba siempre con las antiguas profecías. Entra en Jerusalén montado en un asno y se deja vitorear por las masas como el salvador del pueblo.De esta manera alude directamente al modo en que fueron instaurados en el trono los antiguos reyes, mediante un típico rito de «subida al trono». También se deja ungir por el pueblo. “Ha llegado la hora”, dice. «El reino de Dios está próximo.”Todo esto es muy importante. Ahora debes seguirme muy de cerca: Jesús se distinguía de otros mesías en el sentido de que dejó muy claro que no era ningún rebelde militar o político. Su misión era mucho más importante. Predicó la salvación y el perdón de Dios para todos los hombres. Y decía a las gentes con las que se encontraba: «Te absuelvo de tus pecados»Resultaba bastante inaudito en aquellos tiempos repartir la absolución de esa manera. Más escandaloso aún era que llamara «padre» (abba) a Dios.
Pablo
A los pocos días de la crucifixión y entierro de Jesús, comenzaron a correr rumores de que había resucitado. De esa manera demostró que era algo mas que un hombre. Fue así como mostró que era en verdad el “Hijo de Dios”.Se puede decir que la Iglesia cristiana inicia ya en la mañana del Domingo de Pascua los rumores sobre su resurrección.Pablo puntualiza: «Si Cristo no ha resucitado, nuestro mensaje no es nada y nuestra fe no tiene sentido».Ahora todos los hombres podían tener la esperanza de la «resurrección de la carne», pues Jesús fue crucificado precisamente para salvarnos a nosotros. Y ahora, querida Sofía, debes darte cuenta de que los judíos no trataban el tema de la «inmortalidad del alma» o de alguna forma de «transmigración
de las almas», que eran ideas griegas, y por lo tanto, indoeuropeas. Según el cristianismo no hay nada en el hombre (tampoco su alma) que sea inmortal en sí. La Iglesia cree en la “resurrección del cuerpo”, y en la «vida eterna», pero es precisamente el milagro obrado por Dios el que nos salva de la muerte y de la «perdición». No se debe a nuestro propio mérito, y tampoco se debe a ninguna cualidad natural o innata.
Los primeros cristianos comenzaron a difundir el «alegre mensaje» de la salvación mediante la fe en Jesucristo. El reino de Dios estaba a punto de emerger a través de su obra de salvación. Ahora el mundo entero podía ser conquistado para Cristo. (La palabra «Cristo>, es una traducción griega de la palabra judía
«Mesías, > y significa, por consiguiente, «el ungido».)Pocos años después de la muerte de Jesús, el fariseo Pablo se convirtió al cristianismo. Mediante sus muchos viajes de misión por todo el mundo grecorromano convirtió el cristianismo en una religión mundial.Sobre esto podemos leer en los Hechos de los Apóstoles. Por las muchas cartas que Pablo escribió a las primeras comunidades cristianas conocemos su predicación y sus consejos para los cristianos.
Ya no queda mucho para que nos veamos, mi querida Sofia. Contaba con que volverías a la Cabaña del Mayor, por eso dejé allí todas las postales del padre de Hilde. Era la única manera de que Hilde las recibiera.
No te esfuerces en averiguar cómo podrá hacérselas llegar. Habrán pasado muchas cosas antes del 15 de junio.Hemos visto cómo los filósofos del helenismo desmenuzaban a los viejos filósofos griegos. Hubo además ciertas tendencias a convertirlos en fundadores de religiones. Plotino no estuvo muy lejos de rendir culto a Platón como el salvador de la humanidad.Pero sabemos que hubo otro salvador que nació justo en el período que acabamos de estudiar, aunque viniera de la región grecorromana. Estoy pensando en Jesús de Nazaret.En este capítulo veremos cómo el cristianismo fue penetrando poco a poco en el mundo grecorromano, más o menos de la misma manera en que el mundo de Hilde ha comenzado a penetrar en nuestro mundo.
Indoeuropeos
Por «indoeuropeos» entendemos todos los países y culturas que hablan lenguas indoeuropeas. Todas las lenguas europeas, excepto las ugrofinesas (lapón, finés, estoniano y húngaro) y el vascuence, son indoeuropeas. También la mayor parte de las lenguas índicas e iraníes pertenecen a la familia lingüística
indoeuropea.Hace unos 4. 000 años los indoeuropeos primitivos habitaron las regiones alrededor del Mar Negro y del Mar Caspio. Pronto se inició una migración de tribus indoeuropeas hacia el sureste, en
dirección a Irán y la India; hacia el suroeste, en dirección a Grecia, Italia y España; hacia el oeste a través de Centro-Europa hasta Inglaterra y Francia; en dirección noroeste hacia el norte de Europa y en dirección norte hasta Europa del Este y Rusia. En los lugares donde llegaron los indoeuropeos, se mezclaron con las culturas pre indoeuropeas pero la religión y la lengua indoeuropeas jugarían un papel predominante.Las dos grandes religiones orientales, el hinduismo y el budismo, tienen origen indoeuropeo. También lo tiene la filosofía griega, y podemos observar muchos paralelos entre el hinduismo y el budismo, por un lado, y la filosofía griega por el otro. Incluso hoy en día tanto el hinduismo como el budismo están fuertemente caracterizados por la reflexión filosófica.Ocurre a menudo que en el budismo y en el hinduismo se subraya lo divino como presente en todo panteísmo, y que el ser humano puede lograr la unidad con Dios mediante los conocimientos religiosos. (¡Acuérdate de Plotino, Sofía!) Para conseguir esta unidad se requiere, por regla general, una gran auto contemplación o meditación.
Los semitas
Hablemos de los semitas, Sofía. Pertenecen a otra civilización con un idioma completamente diferente. Los semitas vienen originariamente de la Península arábiga pero la civilización semita se ha extendido también por muchas partes del mundo. Durante más de dos mil años muchos judíos han vivido lejos de su patria de origen. Donde más lejos de sus raíces geográficas han llegado la historia y la religión semitas han sido a través del cristianismo. La cultura simita también ha llegado lejos mediante a extensión del Islam.Las tres religiones occidentales, el judaísmo, el cristianismo y el Islam, tienen bases semitas. El libro sagrado de los musulmanes
(el Corán) y el Antiguo Testamento están escritos en lenguas semíticas emparentadas. Una de las palabras dios que aparece en el Antiguo Testamento tiene la misma raíz lingüística que la palabra Allah de los musulmanes. (La palabra allah significa simplemente dios.En lo que se refiere al cristianismo, la situación es más compleja. También el cristianismo tiene raíces semíticas, claro está. Pero el Nuevo Testamento fue escrito en griego, y, por consiguiente, la teología cristiana estaría, en su configuración, fuertemente marcada por las lenguas griega y latina, y, con ello, también por la filosofía helenística.Hemos dicho que los indoeuropeos creían en muchos dioses distintos. En cuanto a los semitas resulta también sorprendente que desde muy temprano se unieran en torno a un sólo dios. Esto se llama monoteísmo. Tanto en el judaísmo como en el cristianismo y en el Islam, una de las ideas básicas es la de que sólo hay un dios.Otro rasgo semítico común es que los semitas han tenido una visión lineal de la Historia. Con esto se quiere decir que la
Historia se considera como una línea. Dios creó un día el mundo, y a partir de ahí comienza la Historia. Pero un día la Historia concluirá. Será el día del juicio final, en el que Dios juzgará a
vivos y muertos.Un importante rasgo de las tres religiones occidentales es precisamente el papel que juega la Historia. Se cree que Dios interviene en la Historia, o, más correctamente, la Historia existe para que Dios pueda realizar su voluntad en el mundo. De la misma manera que llevó a Abrahán a la “tierra prometida” dirige la vida de los seres humanos a través de la Historia y hasta el día del juicio final en que todo el mal será destruido.
Israel
No pretendo competir con tu profesor de religión, querida Sofía; no obstante conviene hacer un breve resumen de los antecedentes judíos del cristianismo.Todo empezó cuando Dios creó el mundo. En las primeras páginas de la Biblia se habla de esta Creación. Pero más tarde los hombres se rebelaron contra Dios. El castigo no fue sólo la expulsión de Adán y Eva del jardín del Edén, sino también la entrada de la muerte en el mundo.La desobediencia de los hombres a Dios atraviesa como un hilo rojo toda la Biblia. Si seguimos leyendo el Génesis nos enteramos del Diluvio y del Arca de Noé. Luego leemos que Dios estableció un pacto con Abraham y su estirpe. Según este pacto, Abraham y su estirpe cumplirían los mandamientos de Dios, y a cambio Dios se comprometía a proteger a los descendientes de Abraham. Este
pacto fue renovado cuando Moisés recibió las Tablas de la Ley en el monte Sinaí. Esto ocurrió alrededor de 1. 200 años a. de C. Para entonces los israelitas llevaban mucho tiempo de esclavitud en Egipto, pero mediante la ayuda de Dios el pueblo pudo volver a Israel.Alrededor del año l000 a. de C., es decir, mucho antes de la existencia de ninguna filosofía griega, oímos hablar de tres grandes reyes en Israel. El primero fue Saúl, luego vino David y tras él, el rey Salomón. Todo Israel estaba entonces unido en una sola monarquía, y vivió, particularmente bajo el reinado del rey David, una época de grandeza política, militar y cultural.En su investidura los reyes eran ungidos por el pueblo obteniendo el título de Mesías, que significaba el ungido. En el contexto religioso los reyes eran considerados intermediarios entre Dios y el pueblo. A los reyes se les llamaba, por tanto, hijos de Dios, y el país podía, entonces, llamarse “reino de Dios”.Pero Israel no tardó mucho en debilitarse, y pronto se dividió en un reino norte (Israel) y un reino sur (Judea). En el año 722 el
reino norte fue invadido por los asirios y perdió toda importancia política y religiosa
Jesús
Bueno, Sofía. Supongo que me sigues todavía. Las palabras clave son «Mesías», «Hijo de Dios», «salvación» y «reino de Dios». Al principio todo esto se interpretó en un sentido político. También en la época de Jesús había mucha gente que se imaginaba que llegaría un nuevo «Mesías» en forma de líder político, militar y
religioso, del mismo calibre que el rey David. Este «salvador» se concebía como un liberador nacional que acabaría con los sufrimientos de los judíos bajo el dominio romano.Pues sí, muchos pensaban así, pero también había gente con un horizonte un poco más amplio. Durante varios siglos antes de
Cristo habían ido surgiendo profetas que pensaban que el «Mesías» prometido sería el salvador del mundo entero. No sólo salvaría del yugo a los israelitas, sino que además salvaría a todos los hombres del pecado, de la culpa y de la muerte. La esperanza de una “salvación”, en este sentido de la palabra, se
había extendido ya por toda la región helenística.Y llega Jesús. No fue el único que se presentó como el Mesías prometido. También Jesús utiliza las palabras «Hijo de Dios», «reino de Dios», «Mesías» y «salvación». De esta manera conectaba siempre con las antiguas profecías. Entra en Jerusalén montado en un asno y se deja vitorear por las masas como el salvador del pueblo.De esta manera alude directamente al modo en que fueron instaurados en el trono los antiguos reyes, mediante un típico rito de «subida al trono». También se deja ungir por el pueblo. “Ha llegado la hora”, dice. «El reino de Dios está próximo.”Todo esto es muy importante. Ahora debes seguirme muy de cerca: Jesús se distinguía de otros mesías en el sentido de que dejó muy claro que no era ningún rebelde militar o político. Su misión era mucho más importante. Predicó la salvación y el perdón de Dios para todos los hombres. Y decía a las gentes con las que se encontraba: «Te absuelvo de tus pecados»Resultaba bastante inaudito en aquellos tiempos repartir la absolución de esa manera. Más escandaloso aún era que llamara «padre» (abba) a Dios.
Pablo
A los pocos días de la crucifixión y entierro de Jesús, comenzaron a correr rumores de que había resucitado. De esa manera demostró que era algo mas que un hombre. Fue así como mostró que era en verdad el “Hijo de Dios”.Se puede decir que la Iglesia cristiana inicia ya en la mañana del Domingo de Pascua los rumores sobre su resurrección.Pablo puntualiza: «Si Cristo no ha resucitado, nuestro mensaje no es nada y nuestra fe no tiene sentido».Ahora todos los hombres podían tener la esperanza de la «resurrección de la carne», pues Jesús fue crucificado precisamente para salvarnos a nosotros. Y ahora, querida Sofía, debes darte cuenta de que los judíos no trataban el tema de la «inmortalidad del alma» o de alguna forma de «transmigración
de las almas», que eran ideas griegas, y por lo tanto, indoeuropeas. Según el cristianismo no hay nada en el hombre (tampoco su alma) que sea inmortal en sí. La Iglesia cree en la “resurrección del cuerpo”, y en la «vida eterna», pero es precisamente el milagro obrado por Dios el que nos salva de la muerte y de la «perdición». No se debe a nuestro propio mérito, y tampoco se debe a ninguna cualidad natural o innata.
Los primeros cristianos comenzaron a difundir el «alegre mensaje» de la salvación mediante la fe en Jesucristo. El reino de Dios estaba a punto de emerger a través de su obra de salvación. Ahora el mundo entero podía ser conquistado para Cristo. (La palabra «Cristo>, es una traducción griega de la palabra judía
«Mesías, > y significa, por consiguiente, «el ungido».)Pocos años después de la muerte de Jesús, el fariseo Pablo se convirtió al cristianismo. Mediante sus muchos viajes de misión por todo el mundo grecorromano convirtió el cristianismo en una religión mundial.Sobre esto podemos leer en los Hechos de los Apóstoles. Por las muchas cartas que Pablo escribió a las primeras comunidades cristianas conocemos su predicación y sus consejos para los cristianos.
martes, 20 de septiembre de 2011
COMPARACION DE PELICULA CADENA DE FAVORES CON TEORIA DE ARISTOTELES
pues podemos ver que como la teoría de ARISTOTELES tiene una gran participación en la película cadena de favores ya que consiste en como un joven por medio y utilizando todos los sentidas puede hacer posible la cadena de favores y como poco a poco todos sus sentidos van poniendo en marcha cada ves mas con el ingenio de un joven que aun esta aprendiendo del mundo y que gracias a la tarea de profesor de un profesor conforme al mejoramiento del mundo en lo cual el joven aprende del mundo y poniendo en practica todo lo que un día pudo observar que necesita el mundo logra ayudar a las personas y para con esto que ellas puedan ayudar a otras por lo cual ARISTOTELES tiene algo de razón en esta película aunque también suele tener cosas que pueden no concordar con esta teoría
LAS POSTALES
ESTA:Pasaron unos días sin que Sofía recibiera más cartas del profesor
de filosofía. El jueves era 17 de mayo , y también tenían libre el 18.
De camino a casa el 16 de mayo, Jorunn dijo de repente: –¿Nos vamos de acampada?
Lo primero que pensó Sofía era que no podía ausentarse demasiado tiempo de su casa.
Recapacitó.
–Por mí vale.
Un par de horas más tarde Jorunn llegó a casa de Sofía con una
gran mochila. Sofía también había hecho la suya; y ella era la que
tenía la tienda de campaña. También se llevaron sacos de dormir y
ropa de abrigo, colchonetas y linternas, grandes termos con té y un
montón de cosas ricas para comer.
Cuando la madre de Sofía llegó a casa a las cinco, les dio una serie
de consejos sobre lo que debían y no debían hacer. Además exigió
saber dónde iban a acampar.
Contestaron que pondrían la tienda en el Monte del Urogallo.
A lo mejor oirían cantar a los urogallos a la mañana siguiente.
Sofía tenía también una razón oculta para acampar justamente en
ese sitio. Si no se equivocaba, no había mucha distancia entre el
Monte del Urogallo y la Cabaña del Mayor. Había algo que le
atraía de aquel sitio, pero no se atrevería a ir allí sola.
Tomaron el sendero que había junto a la verja de Sofía.
de filosofía. El jueves era 17 de mayo , y también tenían libre el 18.
De camino a casa el 16 de mayo, Jorunn dijo de repente: –¿Nos vamos de acampada?
Lo primero que pensó Sofía era que no podía ausentarse demasiado tiempo de su casa.
Recapacitó.
–Por mí vale.
Un par de horas más tarde Jorunn llegó a casa de Sofía con una
gran mochila. Sofía también había hecho la suya; y ella era la que
tenía la tienda de campaña. También se llevaron sacos de dormir y
ropa de abrigo, colchonetas y linternas, grandes termos con té y un
montón de cosas ricas para comer.
Cuando la madre de Sofía llegó a casa a las cinco, les dio una serie
de consejos sobre lo que debían y no debían hacer. Además exigió
saber dónde iban a acampar.
Contestaron que pondrían la tienda en el Monte del Urogallo.
A lo mejor oirían cantar a los urogallos a la mañana siguiente.
Sofía tenía también una razón oculta para acampar justamente en
ese sitio. Si no se equivocaba, no había mucha distancia entre el
Monte del Urogallo y la Cabaña del Mayor. Había algo que le
atraía de aquel sitio, pero no se atrevería a ir allí sola.
Tomaron el sendero que había junto a la verja de Sofía.
MISTICISMO
Una experiencia mística significa que uno experimenta una
unidad con Dios o con «el alma universal». En muchas religiones
se subraya la existencia de un abismo entre Dios y la obra de la
creación. No obstante, para los místicos no existe este abismo. Él
o ella ha tenido la experiencia de haber sido absorbido por Dios,
o de haberse «fundido» con él.
La idea es que lo que habitualmente llamamos «yo» no es
nuestro verdadero yo. Durante brevísimos momentos podemos llegar a sentirnos fundidos con un yo mayor, por algunos
místicos llamado «Dios», por otros «alma universal», «naturaleza
universal» o «universo». En el momento de la fusión, el místico
tiene la sensación de “perderse a sí mismo”, de desaparecer en
Dios o desaparecer en Dios de la misma manera que una gota de
agua «se pierde en sí misma» cuando se mezcla con el mar. Un
místico hindú lo expresó de esta manera: «Cuando yo fui, Dios no
fue. Cuando Dios es, yo ya no soy». El místico cristiano Silesius
(1624-1677) lo expresó así: «En mar se convierte cada gota
cuando llega al mar, y así el alma se convierte en Dios cuando
hasta Dios sube». Pensarás que no puede ser muy agradable
«perderse a sí mismo»; entiendo lo que quieres decir. Pero lo que
pasa es que lo que pierdes es muchísimo menos que lo que
ganas. Te pierdes a ti mismo en la forma que tienes en ese
momento, pero al mismo tiempo comprendes que en realidad
eres algo mucho más grande. Tú eres todo el universo; tú eres el
alma universal, querida Sofía. Tú eres Dios. Si tienes que soltar a
Sofía Amundsen, puedes consolarte con que ese «yo cotidiano»
es algo que de todos modos perderás un día. Tu verdadero yo,
que sólo llegarás a conocer si consigues perderte a ti misma, es
según los místicos una especie de fuego maravilloso que arde
eternamente.
Todo el gran planeta se había vuelto una sola persona viva, y era
como si esta persona fuera la misma Sofía. Yo soy el mundo,
pensó. Todo ese gran universo que ella a menudo había sentido
como algo inescrutable y aterrador, era su propio yo. El universo
también era grande y majestuoso, pero ahora era ella quien era
así de grande.
Esa extraña sensación desapareció bastante pronto, pero Sofía
estaba segura de que no la olvidaría nunca. Era como si algo
dentro de ella hubiese salido saltando por su frente mezclándose
con todo lo demás, de la misma manera que una gota de colorante podía dar color a una jarra entera de agua.
Cuando todo hubo acabado, fue como despertar con dolor de
cabeza después de un maravilloso sueño. Sofía comprobó con un
poco de desilusión que tenía un cuerpo que intentaba levantarse
de la cama. Le dolía la espalda de estar tumbada boca abajo
leyendo las hojas de Alberto Knox. Pero había tenido una
experiencia que no olvidaría nunca.
Finalmente logró poner los pies en el suelo. Perforó las hojas y
las archivó en la carpeta junto con las demás lecciones. A
continuación salió al jardín.
Los pájaros trinaban como si el mundo acabara de ser creado.
Los abedules detrás de las viejas conejeras tenían un color verde
tan intenso que daba la sensación de que el creador aun no había
mezclado del todo el color.
¿Podía ella creer realmente que todo era un solo yo divino?
¿podía ella pensar que llevaba consigo un alma que era una
“chispa de la hoguera”? Si fuera así, ella misma era un ser divino
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